Nos encontramos una mañana en su oficina. Él era amigo de la infancia, y como tal, conocía mucho de mi vida. Y yo, de la de él. Además, teníamos una particular cosa en común: Él había sido amigo, también, de Mariana, mi entrañable y desaparecida noviecita de la adolescencia. Así como yo supe cultivar amistad con Chechu, su primera, única y actual mujer. Fueron muchos años y mucha agua corrida bajo el puente...
-Tomás un café, George?
-Dale... Puede ser con edulcorante?
-Bueno...por ser vos...
Supimos compartir, también, un hermoso y memorable pasatiempo: el canto y la guitarra. O algo parecido. Mi vieja, que nos padecía bastante seguido, ya había encontrado nuestro nombre artístico: el dúo "Los lamentos". No por carecer de dones para cantar. Sino por esforzarnos, siempre, en llegar a una nota más arriba de lo aconsejable para nuestros registros vocales, en afán de parecernos a los que realmente podían. Cosas de chicos...
-Cuándo vas a venir al... Continuar leyendo